Biden vende buzones en el Levante Mediterráneo* Daniel Kupervaser. Analista israelí. (Desde Tel Aviv)

 

Finalmente, Biden dio a conocer públicamente la visión política de su gobierno en el proyecto de una solución al prolongado conflicto palestino-israelí. (NdelE.: ?Dos pueblos, dos Estados (ONU)? o  ?Un solo Estado binacional? ….)

En el marco de la reunión periódica del Consejo de Seguridad de ONU que trata la situación en Medio Oriente, el embajador de EE.UU. en la organización difundió los principios básicos que guiarán al nuevo inquilino de la Casa Blanca en este foco de inestabilidad internacional.

En el marco de su exposición afirmó que la flamante administración estadounidense se propone promover nuevos acuerdos de normalización entre Israel y estados árabes de manera que ayude a materializar la solución de dos estados. Pero no equivocarse, la normalización no es una alternativa a la paz entre Israel y los palestinos. El embajador de Biden acentuó que el nuevo gobierno apoyará toda solución de dos estados que sea aceptada por las dos partes. Esta visión es el mejor camino para asegurar el futuro de Israel como estado judío y democrático (“Biden administration lays out its policies on Israel-Palestine at the UN”, Barak Ravid, Axios, 26-1-2021).

Compraventa de buzones en Medio Oriente

En contraposición con la administración de Trump, el gobierno de Biden se basará en consultas a las dos partes. “No se puede imponer la paz unilateralmente”, afirmo el embajador cuando reconoció que la situación es muy complicada. Biden se propone estimular a Israel y palestinos de manera que se pueda evitar la toma de decisiones unilaterales que dificultan la solución de dos estados como lo son la anexión, construcción en colonias y destrucción de viviendas palestinas, instigación y financiación de terroristas.

COMPRAVENTA DE BUZONES

EE.UU. promete renovar la ayuda económica a los palestinos y reabrir las representaciones diplomáticas que se cerraron durante el gobierno de Trump, tales como las oficinas de la OLP en Washington y el Consulado Estadounidense en Jerusalén.

Por último, el diplomático estadounidense agregó un detalle muy significativo, aunque claramente contradictorio con su oposición a la ampliación de colonias israelíes en territorio destinado a palestinos: USA se opondrá a toda resolución unilateral o parcial que acuse a Israel en foros internacionales.

Fuera de la intención de continuar con proyectos de normalización de relaciones entre estados árabes e Israel, y la defensa incondicional del Estado Judío en organismos internacionales, se trata de un giro de 180 grados en comparación con las políticas de Trump.

Aunque con otro léxico, se puede decir que el propósito expuesto por el embajador estadunidense en ONU no difiere significativamente de aquel famoso discurso de Obama en la Universidad de El Cairo en el año 2009. Como se sabe muy bien, el tan fantasioso “nuevo comienzo” del flamante presidente de USA de entonces, tras 8 años y dos cadencias, finalizó en el fallido y continuado show del statu quo de siempre. En base a la experiencia del pasado, sería muy apropiado suponer que, la canasta de medidas que ofrece Biden, tal como lo expresó su embajador en ONU, se distancia años luz del objetivo de lograr algún tipo de avance en las iniciativas que propone.

A diferencia del pesimismo que necesariamente es parte de una solución que no tiene la más mínima posibilidad de concretarse, es muy probable que tanto el liderazgo israelí como el palestino, lo abracen con mucho entusiasmo en vista de los beneficios a corto plazo que les representa a cada liderazgo por separado. Ocho posibles años de negociaciones estériles es un costo insignificante si se trata de continuar con un statu quo que garantiza los intereses israelíes de permanecer con el pleno dominio de todo el territorio. Para el liderazgo palestino se busca desesperadamente recuperar las significativas fuentes de financiación que desaparecieron durante el periodo de Trump, no importa si los intereses de la población palestina quedan encajonados.

Tanto el reciente Plan de Paz del siglo de Trump, que se proponía un irrisorio estado palestino compuestos por cantones separados hecho a medida de Israel, como el proyecto de dos estados para dos pueblos que se propone Biden, están destinados al fracaso.

La realidad no se puede tapar, no con conferencias internacionales, no reuniones cumbres ni tampoco por iniciativas de presidentes de otros países que persiguen un Premio Nobel. Más de medio siglo de colonización judía en lo que la comunidad internacional denomina territorios palestinos, dio lugar a un proceso irreversible que hoy ya conformó un estado binacional de facto. La solución de dos estados no es mas que una utopía imaginaria (Véase mi artículo: “Si la izquierda israelí quiere sobrevivir debe cambiar su consigna” 27-5-2020).

El estado binacional de facto es el resultado del dominio de Israel de aspectos básicos que caracterizan esa conformación en todo el territorio del Mediterráneo al Rio Jordán: Seguridad, control estricto de fronteras, uso de moneda israelí, registro de la población, administración de aduanas, control del desarrollo de infraestructuras, etc. La Autoridad Palestina, como ente autónomo restringido, goza de autogestión en todo lo que se refiere a organización interna (educación, salud, municipios etc.,) junto a muy delimitados grados de libertad de operación en diplomacia internacional.

Si la comunidad internacional catalogó a Israel como fuerza ocupante en territorios palestinos, y de cometer flagrantes violaciones del derecho internacional (resolución unánime con la sola obtención de USA número 2334 del Consejo de Seguridad de ONU de diciembre de 2016), pero es incapaz de tomar las medidas que esa realidad implica, nadie se debe sorprender que la gran mayoría de la sociedad israelí, borracha de la fuerza, apoya la continuidad de la dominación de esos territorios.

El resultado está a la vista. Cada día se profundiza más la consolidación del estado binacional del cual hoy, prácticamente, se perdieron todas las posibilidades de marcha atrás. Su constitución formal y definitiva solo depende de la caída de la ficha a los palestinos y de su convencimiento que, por el bien de su población, no les queda otra alternativa mas que arriar la bandera palestina, izar la israelí y exigir ciudadanía. Solo es cuestión de tiempo.

Trágico final del proyecto sionista.

La visión de Biden, tal como fue expuesta, no es mas que otro intento de vender buzones en el levante mediterráneo. Si piensa realmente en la necesidad de la constitución de un estado palestino independiente, para preservar a Israel como estado judío y democrático, como lo declara, no hay otra opción más que romper las cadenas que tienen atado a todos los gobiernos estadounidenses a los caprichos de Israel y demandar el desalojo inmediato de toda la colonización civil judía en Cisjordania (no el desalojo del ejército israelí por todo el tiempo que sea necesario para garantizar la seguridad de Israel). Lamentablemente, tampoco a la mayoría de la población israelí le cayó la ficha. La población palestina no se moverá del lugar y la continuidad de la dominación y colonización judía en territorios palestinos garantiza, tarde o temprano, la constitución formal de un estado binacional, con el triste significado del fin del proyecto sionista.

Ojalá me equivoque