
Fuera de la arena diplomática internacional, el enfrentamiento entre Israel e Irán en la última década y media se desarrolla y profundiza en dos frentes claramente marcados. Por un lado, la carrera iraní, con obstáculos israelíes, para el desarrollo de un amenazante potencial nuclear. En segundo lugar, la avanzada de fuerzas iraníes y sus aliados de Hesbollah a territorio sirio con el objetivo de abrir un nuevo y futuro frente de guerra convencional contra Israel.
Sin que esto signifique un detallado análisis histórico de los acontecimientos, vale la pena centrarse en lo que se proyecta como una aparente contradicción en las tácticas iraníes. La sorprendente predisposición a desafiar militarmente a la primera potencia militar del mundo comparado con la llamativa contención frente a persistentes ataques israelíes, necesariamente obliga a enfrentarse con un interrogante que aún no dispone de una respuesta clara.
La historia describe dos acontecimientos que marcaron la política israelí de no permitir el desarrollo de potencial nuclear a países auto identificados como enemigos de Israel. En 1981 la fuerza aérea israelí demolió hasta los cimientos el reactor atómico iraquí a punto de entrar en funcionamiento. En 2007 se procedió con la misma táctica con un reactor nuclear en construcción en Siria. En relación al proyecto de desarrollo de poder nuclear iraní desde principios de este siglo, la distancia, los sofisticados medios de prevención y protección y la complejidad de un posible operativo aéreo, motivaron a Israel a inclinarse por un activismo destructivo en la misma dirección, aunque por otros medios.
Pese a que nunca lo reconoció, fuentes extranjeras repetidamente señalaron con el dedo índice a Israel como la promotora y responsable de una serie de asesinatos y desapariciones de personal técnico iraní de alta jerarquía relacionado con este proyecto. Paralelamente, también se culpó a Israel de un amplio operativo de sabotaje en instalaciones del país persa, incluyendo el famoso proyecto de un dañino ataque cibernético destinado a paralizar el funcionamiento de los equipos destinados al enriquecimiento de uranio por medio del virus Stuxnet.

Lista de ingenieros iranies eliminados
Frente al intenso y sigiloso activismo destructivo por parte de Israel, la respuesta de Irán se caracterizó, fuera de denuncias y amenazas verbales, por una significativa calma y moderación ante posibles acciones bélicas o represalias. Este enfrentamiento entre bambalinas finalizó con la asunción de Trump. Israel dejó todo el problema en manos del nuevo presidente de EE. UU quien de inmediato, y a pedido de Netanyahu, se apartó unilateralmente del acuerdo firmado con Irán en julio de 2015 por su predecesor Obama y otras 5 potencias mundiales destinado a limitar el programa nuclear iraní a cambio de levantar sanciones internacionales y multilaterales. Acto seguido, Trump impuso extensas y doloras sanciones económicas contra Irán.
A diferencia de la pasividad iraní frente a los denominados ataques secretos israelíes (que aparentemente demostraron ser improductivos), en vista de la conducta estadounidense el liderazgo persa decidió mostrar las uñas. Con un par de sabotajes secretos en navíos petroleros en el Golfo Pérsico cuya culpabilidad les fue adjudicada por Trump y sus amigos de Arabia Saudita, los Ayatolas demostraron que tienen la capacidad de hacer trastabillar todo el mercado de combustibles del mundo. Mas aún, ante una insignificante incursión de un moderno dron estadounidense en su espacio aéreo, las fuerzas iraníes no dudaron en derribarlo inmediatamente con la poderosa impresión que hasta disuadió a Trump de tomar una represalia. Como lo advierte Marcelo Cantelmi, “es interesante imaginar cómo Irán observa el relacionamiento de EE.UU. con la dictadura de Corea del Norte advirtiendo que renta mucho más la prepotencia que la docilidad” (Clarín, 1-7-19). Reafirmando esta visión, en estos días se informa que Trump sopesa aceptar a Corea del Norte como potencia nuclear (Ynet, 1-7-19).
En el año 2011 se desató una ola de protestas populares en Siria que rápidamente se convirtió en una rebelión armada con el apoyo de milicias foráneas básicamente pertenecientes al ala sunita del islam. Irán salió inmediatamente en ayuda de su viejo aliado de la época de la guerra con Iraq. Al principio se trató de ayuda logística para rápidamente pasar al envío de fuerzas aliadas, especialmente de Hesbollah del Líbano. Posteriormente, hacia fines de 2016, se captó la presencia de hasta 10 mil efectivos del Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica y de otros 6 mil soldados del ejército regular iraní (“La intervención iraní en Siria”, Jerusalem Institute for strategic and security, 30-10-18). Más aún, esta masiva presencia se transformó en una sólida infraestructura a través de la cual se abastece a Hesbollah de armamento moderno y sofisticado.
Mapa de bases militares iraníes en Siria
Israel, de su parte, no permaneció indiferente ante tan drásticos cambios estratégicos que en la práctica significan una seria ampliación y complicación de los peligros en su frente norte. En una reunión del mas alto nivel con representantes rusos, potencia que apadrina a Assad en Siria, se les manifestó claramente que Israel no está dispuesto a permanecer indiferente con el afianzamiento de fuerzas militares iraníes en Siria (Maariv, 23-7-18).
No se trató de una amenaza hueca. Netanyahu cumplió y cumple con esta promesa. En los últimos años decenas de ataques no identificados, aunque reconocidos internacionalmente como israelíes, destruyeron edificios, instalaciones, equipos y armamento iraní en suelo sirio. No solo eso. Medios sirios e inclusive iraníes reconocieron la muerte de cientos de efectivos militares y asesores iraníes.
Pese a reiteradas situaciones humillantes con las cuales se debe enfrentar el liderazgo iraní, su táctica le dicta silencio y moderación frente al trago amargo de los ataques israelíes sin siquiera atinar por algún tipo de respuesta o represalia. Una sospechosa contención del alto mando de los ayatolas los lleva repetidamente a ofrecer ambas mejillas para que Israel le propine bofetada tras bofetada.
Esta aparente incoherencia de una marcada cautela y restricción ante la agresividad israelí frente a una perceptible prepotencia y belicosidad de cara a sanciones y amenazas estadounidenses, difícilmente se puede interpretar como el resultado de una disuasión del inmenso poder militar israelí. Tampoco se consideraría serio adjudicar a los iraníes la tontería de exponer sus equipos y soldados como blancos dóciles ante el sofisticado armamento israelí. Sería mucho más sensato justificar esta conducta como parte de un ambicioso plan a largo plazo que le demanda soportar en silencio molestas picaduras de mosquitos en el camino.
En última instancia este tipo de táctica les fue muy exitosa a los iraníes y les permitió avanzar significativamente en el desarrollo del potencial nuclear pese a los denodados intentos de Israel en sabotearlo. De otra manera no se hubiese requerido la firma del acuerdo de Obama y las otras potencias ni el agresivo activismo de Trump en contra de Irán.
La pregunta es ¿Cuáles son los próximos pasos de ese ambicioso plan iraní?
Daniel Kupervaser
Herzlya – Israel 5-7-2019
http://daniel.kupervaser.com/
kupervaser.daniel@gmail.com
@KupervaserD
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