
El senado canadiense aprobó el proyecto de ley Cosméticos Sin Crueldad (Propuesta S-214), lo que lleva al país a dar un paso más hacia la prohibición de las pruebas cosméticas en animales. La ley, que fue presentada en 2015 por la senadora Carolyn Stewart Olsen en colaboración con Humane Society International (HIS) y Animal Alliance of Canada, establece la ilegalidad de probar cualquier cosmético en animales.
También prohíbe la venta de cosméticos desarrollados o fabricados con pruebas hechas en animales. Dicha propuesta ahora irá a la Cámara de los Comunes antes de que se convierta en ley. Esta iniciativa responde a una campaña cada vez más grande en Canadá que solicita el fin de esta práctica cruel.
Según la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales de Columbia Británica, miles de canadienses escribieron al comité del senado con el fin de pedirles su apoyo para el proyecto de ley S-214.1 Más de 630 000 personas también firmaron una petición organizada por The Body Shop Canada, que exigía la prohibición de las pruebas de cosméticos en animales.
«37 países—incluidos los mercados de belleza más grandes del mundo—ya han tomado medidas para prohibir la crueldad en los cosméticos, y es hora de que Canadá siga ese ejemplo», dijo Troy Seidle, vicepresidente de investigación y toxicología de HIS.3 Toby Milton, presidente de The Body Shop Canadá, agregó, «No hay absolutamente ninguna necesidad para realizar pruebas cosméticas en animales en pleno 2018».
Cientos de miles de animales aún sufren a causa de los cosméticos
Aunque muchos países han prohibido las pruebas cosméticas en animales, la práctica aún persiste en todo el mundo, incluso en los Estados Unidos. Según HIS, se estima que entre 100 000 y 200 000 animales son sometidos a tales pruebas cada año, lo que a menudo les provoca sufrimiento y su inevitable consecuencia es la muerte.
Los conejos, conejillos de indias, hámsteres, ratas y ratones son los animales que se utilizan con más frecuencia en las pruebas de cosméticos, que pueden incluir el vertido de químicos sobre los ojos o piel afeitada con el fin de detectar irritaciones.
En otras pruebas, los animales pueden ser alimentados a la fuerza con productos químicos para detectar peligros como riesgos de cáncer o defectos de nacimiento, o se les puede administrar grandes cantidades de una sustancia química de prueba para así determinar la «dosis letal».
«Estas pruebas pueden causar dolor y malestar considerables, incluidos la ceguera, inflamación ocular, llagas cutáneas sangrantes, hemorragia interna, daño de órganos, defectos de nacimiento, convulsiones y muerte», indica HIS. «No se les proporciona alivio del dolor a los animales y al final de las pruebas son asesinados, normalmente por asfixia, rotura de cuello o decapitación».
Además, en países como los Estados Unidos, las compañías no están obligadas a usar animales para evaluar la seguridad de sus cosméticos.