¿Se desintegra la Autoridad Palestina? Daniel Kupervaser**. Analista politico israelí. (DESDE TEL AVIV)

Los kibutz o el sueño de un Israel socialista y pacífico.

Frente a patrióticos y categóricos planes y compromisos de proyectos nacionales que lideres israelíes y palestinos se empecinan en proclamar día y noche, pareciera que el futuro aguarda dolorosas frustraciones, tanto al pueblo judío como al palestino.

El sueño de un estado judío y democrático para el pueblo judío, y un estado palestino independiente con su capital en Jerusalén Oriental, se encaminan apresuradamente a convertirse en una amarga quimera. Da la impresión que la inercia y una inexplicable falta de visión a largo plazo, pasaron a ser caracteres comunes del accionar de ambos liderazgos.

En oportunidades anteriores se acentuó el aporte del gobierno y sociedad israelí, como uno de los promotores más significativos del inevitable proceso que conduce a la creación de un estado único binacional. En esta nota, proyectaremos el proceso de desintegración de la Autoridad Palestina como otro catalizador de la consolidación de Israel como estado único palestino-judío desde el Mediterráneo al Rio Jordán, guiado por el principio de la supremacía judía.

El Consejo Central Palestino es uno de los organismos más importantes del liderazgo palestino desde la constitución de la Autoridad Palestina como consecuencia de los Acuerdos de Oslo de 1993. Sus sesiones estaban a la expectativa tanto del público palestino, de la audiencia israelí e internacional. Hasta tiempo atrás se trataba de un fórum destinado a tomar decisiones con potencial de marcar el destino del pueblo palestino y de la Autoridad Palestina.

Días atrás, Mahamoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, llamó a sesiones a esta honorifica institución a los efectos de aprobar, entre otros proyectos, una dramática decisión con referencia a las relaciones con Israel: La moción presentada exigía la presentación de una amenaza que si hasta septiembre de este año no se renuevan las negociaciones destinadas a la materialización de la formula de dos estados para dos pueblos, el Consejo Central Palestino cancelaría el reconocimiento de Israel y se declararía la independencia del Estado Palestino en los límites de 1967.
IMAGEN DE LA AUTORIDAD PALESTINA

En la práctica, todas las decisiones y anuncios fueron recibidos con indiferencia por la parte israelí y burlas por la parte palestina. Como lo describe el experto Michael Milshtein, “el “látigo” que agitó Abbas ha sido descrito por muchos palestinos como una amenaza ficticia, una de las muchas que la administración de Ramallah ha presentado en los últimos años, pero está claro para cualquiera que no tiene ni la capacidad ni el deseo de realizarlo por el miedo de perder posicionamiento personal y político. La anterior decisión del cese de la coordinación de las fuerzas de seguridad palestinas con las de Israel, que tanto se amenazó, pero por supuesto, no se materializó, está indicando tanto la brecha entre las declaraciones de los líderes y sus movimientos en el terreno, como lo es también la falta de influencia de la OLP (Organización de Liberación Palestina) en el proceso de toma de decisiones estratégicas en el sistema palestino (“Asamblea del Consejo Central Palestino”, M. Milshtein, IPS, 16-2-22).

Jacki Khoury, otro conocido analista de la realidad palestina, comentó que un alto funcionario de Al Fatah le aseguró que las decisiones del Consejo Central Palestino no tienen ninguna importancia operativa ya que, con seguridad y de acuerdo a experiencias anteriores, Abbas hará caso omiso a toda declaración palestina de tono beligerante contra Israel (“EL Consejo Central Palestino se reúne a la sombra de conflictos internos”, Haaretz, 6-2-22)

El pueblo palestino deambula desilusionado por Cisjordania si poder encontrar un liderazgo que sea capaz de conducirlos hacia un futuro prometedor. Hamas le ofrece derramar sangre y perder vidas en un eterno enfrentamiento sin la mínima posibilidad de avanzar. Por su parte, la Autoridad Palestina, en busca de beneficios personales, se ha convertido en contratista de trabajo sucio para Israel, cuyo único propósito es el de eternizar su condición de fuerza ocupante escabulléndose de soluciones políticas

Una rápida mirada a la realidad de la región no puede ocultar el problemático proceso de la desintegración de la Autoridad Palestina, mientras que Israel, paralelamente y con todo su poderío, se consolida como estado único judío-palestino del Mediterráneo al Rio Jordán imponiendo supremacía judía.

El hecho que el liderazgo palestino de Cisjordania declara irrisoriamente su propósito de enfrentar a Israel con huestes equipadas con cargadores vacíos en sus ametralladoras, no debe ser motivo de satisfacción alguna. Como lo afirma Milshtein, lo que más debe preocupar a Israel es “el silencio que significa una fusión creciente entre las dos sociedades y una devoción palestina a la idea de un estado único. Todo esto, por supuesto, sin la intención, conciencia o planificación de Israel, que puede encontrarse en una realidad futura que amenaza su capacidad de existir como estado judío y democrático”.

La continuidad ciega de este proceso hará que la pacífica desesperación palestina por su futuro provoque, paradójicamente, una histórica catástrofe judía.

Ojalá me equivoque

Traducción

Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 18-2-2022

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