¿Por qué los militares son susceptibles al extremismo de extrema derecha? Shannon Reid. Investigadora principal del Centre for Analysis of the Radical Right. Univeridad Cariolina del Norte.

Los sucesos del 6 de enero (asalto al Capitolio) y las detenciones posteriores han reavivado la preocupación por el papel del servicio militar y de los militares en el extremismo interno.

El interés actual sobre por qué los militares atraen a los extremistas de derecha cuando entran, sirven y salen del ejército también se ha visto en el caso de los miembros de las bandas callejeras y las bandas de motociclistas.

La Evaluación Nacional de la Amenaza de las Bandas de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de 2011 señaló que «la infiltración de las bandas en el ejército sigue representando una importante amenaza criminal, ya que se han identificado miembros de al menos 53 bandas en instalaciones militares nacionales e internacionales. Los miembros de las bandas que aprenden en el ejército sobre armamento avanzado y técnicas de combate suponen un riesgo para el uso de esta formación en la calle cuando regresan a sus comunidades.»

El problema de las bandas callejeras, las de motoristas fuera de la ley y las de las prisiones en el ejército continuó siendo una fuente de preocupación fundamental en relación con el reclutamiento y la permanencia en el ejército. Un informe de 2018 mostró que se encontraron miembros de bandas y extremistas domésticos en 83 informes de aplicación de la ley, un aumento del 66% con respecto al año anterior. La gran mayoría de este aumento se debió a miembros de bandas callejeras y de motoristas

Los sucesos del 6 de enero desplazaron el debate de las bandas callejeras y de motoristas al extremismo interno. Ahora los militares se esfuerzan por saber cómo afrontar este problema, incluyendo la creación de un grupo de trabajo sobre extremismo. Una cuestión clave que afecta al control de todos estos grupos es que, si bien el ejército prohíbe la participación «activa» en grupos extremistas, permite la participación «pasiva», lo que puede incluir la pertenencia a los mismos y la posesión de propaganda u otros materiales.

El debate actual se centra en la sobrerrepresentación de veteranos militares afiliados a grupos de extrema derecha y al movimiento más amplio del poder blanco. Esta relación se puso de manifiesto por el número desproporcionado de miembros del servicio militar, en su mayoría veteranos, que participaron en el intento fallido de impedir la certificación de las elecciones de 2020 el 6 de enero de 2021. Hasta el 4 de junio de 2021, ha habido 465 individuos arrestados y acusados en la corte federal. De los arrestados, al menos 50 (10,8 por ciento) son miembros del servicio en activo (5) o retirados (45), siendo su afiliación predominante el Cuerpo de Marines (44 por ciento) y el Ejército (36 por ciento).

En 2019, había aproximadamente 1,3 millones de miembros del servicio militar activo y 19 millones de veteranos, que representan alrededor del 6,1 por ciento de la población total de Estados Unidos, que es de 328,2 millones. Si bien el razonamiento detrás de la participación en la insurrección del 6 de enero de 2021 puede variar, es importante señalar que al menos un tercio de esos miembros del servicio arrestados tienen afiliaciones con Proud Boys /1, una banda de la «derecha alternativa» o alt-right /2, o con Oath Keepers /3, una «milicia» de extrema derecha. Basándose en el 18 U.S. Code 2331(5), ambos grupos podrían ser considerados organizaciones domésticas de extremistas violentos (ODEV) -aunque todavía no han sido designados oficialmente como tales por el gobierno estadounidense. Esta sobrerrepresentación de veteranos, identifica un área clave de investigación necesaria: ¿por qué los miembros del servicio activo y retirado son más susceptibles a la retórica de los grupos de extrema derecha?

A pesar de que el FBI lleva preocupándose desde hace mucho tiempo, al menos desde 2007, y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), desde 2009, por el reclutamiento de miembros del servicio activo por parte de grupos de poder blanco de las ODEV, sigue habiendo un conocimiento limitado sobre el grado de penetración de las afiliaciones de extrema derecha entre el personal del servicio activo. Gran parte de lo que se sabe sobre la prevalencia actual de la presencia del poder blanco proviene de una encuesta de 2019 de los lectores de Military Times que revela que el 36 por ciento de las tropas fueron testigos de «ideologías supremacistas y racistas blancas», siendo los miembros alistados y los miembros no blancos más propensos a observar estos comportamientos que los oficiales y los miembros blancos.

Se trata de un aumento preocupante con respecto a su encuesta de 2018, cuando solo el 22 por ciento informó de la presencia de actividades de poder blanco. Una tendencia que se mueve en una dirección desfavorable. La respuesta de los militares a las afiliaciones a las ODEV ha sido inconsistente a lo largo de los años, en parte para mantener las cuotas de tropas y por miedo al escrutinio del Congreso. A medida que los conflictos en Afganistán e Irak continuaban, se necesitaban más tropas, disminuía el número de bajas del servicio y las normas de reclutamiento se relajaban, lo que permitía cumplir con los cupos con personal de, potencialmente, inferior cualificación.

Como señalan los historiadores, como Belew (2018), la sobrerrepresentación de los veteranos de Vietnam en el movimiento del poder blanco desempeñó un papel fundamental en la transformación de las ODEV del poder blanco. Por ejemplo, Louis Beam, un veterano del ejército que sirvió en Vietnam (y un antiguo miembro del Ku Klux Klan y destacado neonazi) introdujo el concepto de «resistencia sin líderes» en el movimiento del poder blanco. Guiado por esta estrategia, Beam creó Liberty.net, un tablón clandestino de las Naciones Arias /4, en 1984, que permitía a los usuarios acceder a tablones de mensajes, materiales de reclutamiento y listas de objetivos potenciales para sabotear o para asesinar individuos.

Esto hizo que Beam, y el movimiento más amplio del poder blanco, fueran algunos de los primeros en adoptar Internet para comunicarse digitalmente, compartiendo ideas y organizándose con grupos de poder blanco, a nivel mundial. La evolución de los recursos digitales del poder blanco, desde Liberty.net en adelante, ha permitido a las ODEVs del poder blanco mantener la comunicación a distancia y ha ayudado a la difusión de la retórica del poder blanco con recursos mínimos.

Aunque muchos se han centrado en el impacto de la Guerra de Vietnam en esta proliferación, debemos considerar el impacto que la Guerra contra el Terror puede tener en esta ola de crecimiento actual de la derecha/poder blanco. La duración de la Guerra contra el Terror se aproxima a las dos décadas y el tipo de conflicto, las tácticas empleadas (por ambos bandos) y la duración pueden provocar traumas emocionales a largo plazo, así como graves problemas en la transición de la vuelta a la vida civil, una transición que la mala calidad de la atención prestada a los miembros del servicio militar puede agravar.

A medida que aumenta nuestra comprensión de las conexiones entre el movimiento del poder blanco y el ejército, es necesario tomar serias medidas para prevenir, intervenir y potencialmente suprimir las actividades de extrema derecha de los miembros del servicio activo y de los retirados.

Un punto de partida para este trabajo es considerar los cambios en el curso de la vida de un miembro del servicio militar desde el reclutamiento hasta la formación básica, desde el despliegue hasta la reintegración y el Fin del Servicio Activo (FSA). Estas diferentes transiciones pueden tener una multitud de impactos en la vida y el comportamiento de un miembro del servicio. Por ejemplo, las investigaciones han demostrado que la entrada en el servicio militar puede ser un punto de inflexión que conduce al abandono de la delincuencia, aunque algunos sostienen que el efecto puede limitarse a retrasar la actividad delictiva. Lo que no está tan claro es cómo el acto de dejar el servicio militar (es decir, el «FSA») puede afectar, especialmente si es involuntario, al comportamiento futuro de los miembros del servicio cuando esa estructura y red social institucional se elimina de sus vidas.

Futuras investigaciones deben examinar cómo estos diferentes puntos de transición exacerban o inhiben el potencial de activismo y pertenencia a la extrema derecha. Como hemos visto en otras áreas de investigación, como en las bandas callejeras tradicionales o en las ODEV de poder blanco, los factores de riesgo pueden cambiar con el tiempo y las circunstancias de la vida. Esto incluye la dinámica clave de que una vez que un individuo se une a una banda callejera o a una ODEV de poder blanco, su comportamiento es más delictivo que el de aquellos que ya estaban inmersos entre compañeros delincuentes. La dinámica de grupo presente en el momento de la adhesión, incluido el papel de la violencia en la creación del grupo militar, debe comprenderse mejor a lo largo de la pertenencia de los individuos al grupo. Estas transiciones, y los posibles cambios en la identidad y en los apoyos sociales, son clave para entender la participación en el movimiento de poder blanco. Futuras investigaciones y políticas deben dirigirse a los factores de riesgo durante las primeras etapas de la vida militar.

De forma similar a la dinámica de poder y de los compañeros que se observa en los departamentos de policía, los investigadores deben considerar el papel de estas interacciones en la vulnerabilidad a las narrativas del poder blanco. En estudios recientes se ha observado que la mala praxis de los agentes del orden se propaga a través de las redes sociales de un departamento de policía. Este modelo de contagio de la mala praxis podría aplicarse con la misma facilidad a la comprensión de cómo se propagan las creencias y el comportamiento del poder blanco en el ejército.

De manera similar a los departamentos de policía, el ejército tiene un estricto código de conducta sobre las interacciones entre superiores y subordinados, pero estas normas también actúan como una tapadera para culpar del comportamiento aberrante al individuo y no a la unidad. Esta suposición de que el comportamiento de un individuo queda separado del de su unidad debido a las reglas, ha llevado a una falta de investigación sobre las trasgresiones realizadas por aquellos que ocupan posiciones de poder, y la influencia que tienen estos individuos sobre el conjunto del grupo. Al igual que estos estudios han mejorado nuestra comprensión del efecto de la dinámica en las redes sociales de la policía sobre el uso excesivo de la fuerza y de las trasgresiones, es necesario realizar estudios similares dentro de las estructuras militares.

La última transición, y quizás la más arriesgada, es cuando un militar deja el servicio. La desilusión, el trauma, la falta de oportunidades y la eliminación de las normas y salvaguardias vigentes pueden poner a un veterano en una situación vulnerable para ser reclutado por una ODEV o una ideología de poder blanco. Este periodo de vulnerabilidad puede hacer que un veterano sea mucho más susceptible a la atracción de las ODEV de poder blanco, ideologías que proporcionan un nuevo enemigo al que odiar y que motiva la violencia.

Al considerar estas transiciones, podemos considerar el servicio militar activo como un periodo de fuertes etiquetados, sistemas de control y asociaciones, pero que se desbaratan cuando un miembro del servicio se prepara para la separación y entra en esta, ya que estos etiquetados y asociaciones son puestos en duda. A medida que avanzamos en nuestro examen de las conexiones entre el servicio militar y las ODEV, estas transiciones y puntos de inflexión pueden ser áreas críticas para su análisis.


Shannon Reid es investigadora principal del Centre for Analysis of the Radical Right y profesora asociada de Justicia Penal y Criminología en la Universidad de Carolina del Norte.