
Los centros de inteligencia occidentales y euroasiáticos son a la vez el brazo armado y discreto del Estado. Instrumentos para el análisis de situaciones simples y complejas que de no hacerse llevarían a un desenlace catastrófico, son el símbolo de la omnipotencia del imperio diseñado por el geoestratega genial Zbigniev Brzezinski en sus libros y en su actuación al lado del presidente James Carter como su asesor de seguridad nacional (1977- 1981).
Por otro lado, pero conectado de manera coyuntural con el estratega canadiense Brzezinski, Thomas Gifford en su voluminoso thriller «Assassini» ilustra de manera novelesca la actividad en el periodo de la Segunda Guerra Mundial de un aparato de inteligencia que fue encabezado por el abogado y espía católico de origen irlandés William Donovan. Esta inteligencia que fue particularmente eficaz en el escenario de la Segunda Guerra Mundial en Europa propuso a Rusia como el adversario representativo del Mal en el mundo.
Así quedó trazado de una vez y para siempre el anhelo de la potencia unipolar que hoy se empeña en seguir siéndolo, de conducir, en beneficio propio, todos los adelantos de la guerra psicológica para llenar en su confrontación política interior con los sucesores de los puritanos asociados en el Partido Republicano todos los huecos oscuros con su control de minorías nacionales inmigradas a Estados Unidos, de entre las cuales destacan los irlandeses, italianos, judíos, polacos, latinos con sus respectivos dirigentes y sus maquinarias gangsteriles.
La fuerza de Hillary Clinton
Huma Abedin es estadounidense y se educó en Arabia Saudí. Su padre dirige una revista académica –en la que la propia Huma fue durante años secretaria de redacción–, publicación que recoge regularmente las opiniones de la Hermandad Musulmana. Su madre preside la asociación saudí de mujeres miembros de la Hermandad Musulmana y trabajaba con la esposa del presidente egipcio Mohamed Morsi, otro representante de la Hermandad Musulmana. Lo dice la Red Voltaire.
Su hermano Hassan trabaja para el jeque Yusuf al-Qaradawi, el predicador y consejero espiritual de Al-Jazeera. Durante un viaje oficial a Arabia Saudí, la exsecretaria de Estado visitó el colegio Dar al-Hekma con Saleha Abedin –la madre de Huma–, quien preside la asociación de Hermanas miembros de la Hermandad Musulmana.
Huma Abedin fue un personaje central de la campaña electoral de Hillary Clinton, junto a su director de campaña, John Podesta, quien fue jefe de personal de la Casa Blanca bajo la presidencia de Bill Clinton. Podesta es además el agente de influencia encargado de promover los intereses de Arabia Saudí en el Congreso de Estados Unidos, tarea por la cual ha recibido mensualmente la módica suma de 200 mil dólares. Esto lo dice la Red Voltaire.
El 12 de junio de 2016, la agencia de prensa oficial de Jordania publicó una entrevista del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed Ben Salman, quien defendía la modernidad de su familia argumentando que la familia real saudita financió –ilegalmente– en un 20 por ciento la pasada campaña electoral de Hillary Clinton. Al día siguiente, la agencia anulaba el despacho que contenía esa información y afirmaba que su sitio web había sido hackeado.
Huma Abedin no es la única persona de la administración de Barack Obama vinculada a la Hermandad Musulmana:
– El medio hermano del aún presidente, Abon’go Malik Obama, que preside la Fundación Barack H Obama, es también tesorero de la Obra Misionaria de la Hermandad musulmana en Sudán. Abon’go Malik Obama se halla a las órdenes del presidente sudanés Omar el-Bechir.
– Un miembro de la Hermandad Musulmana es miembro del Consejo de Seguridad Nacional estadunidense. Desde 2009 hasta 2012, fue Mehdi K Alhassani. No se sabe quién lo sustituyó, pero la Casa Blanca negaba que hubiera un miembro de la Hermandad Musulmana en el Consejo de Seguridad Nacional, hasta que se supo que Alhassani era miembro de la cofradía.
– Rashad Hussain, embajador de Estados Unidos ante la Conferencia Islámica, también pertenece a la Hermandad Musulmana.
– Otros miembros de la cofradía debidamente identificados ocupan cargos menos importantes en la administración de Obama. Pero vale la pena mencionar en particular a Louay M Safi, actualmente miembro de la Coalición Nacional Siria y exconsejero del Pentágono.
En abril de 2009, 2 meses antes de pronunciar su famoso discurso en El Cairo, el presidente Obama recibió secretamente una delegación de la Hermandad Musulmana en la Oficina Oval. Anteriormente, había invitado a su investidura a Ingrid Mattson, la presidenta de la Asociación de Hermanos y Hermanas Musulmanes en Estados Unidos.
Por su parte, la Fundación Clinton empleó como responsable de su proyecto Clima a Gehad el-Haddad, uno de los dirigentes mundiales de la Hermandad Musulmana, quien había sido hasta entonces responsable de un programa de televisión coránica. Su padre fue uno de los cofundadores de la Hermandad Musulmana en 1951, cuando la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) y el MI6 decidieron reactivarla. Gehad dejó la Fundación Clinton en 2012 para convertirse, en El Cairo, en portavoz del entonces candidato a la presidencia de Egipto Mohamed Morsi, y más tarde pasó a ser portavoz de la Hermandad Musulmana a escala mundial.
Resulta, por otro lado, que en el equipo de quien fuera adversario de Hillary Clinton, Donald Trump, estaba el general Michael T Flynn, quien trató de oponerse a que la Casa Blanca creara el Emirato Islámico (Daesh) y dimitió de su cargo de director de la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa en señal de protesta. Y junto a él, también como miembro del equipo de Trump, figuró Frank Gaffney, un cold warrior histórico, actualmente catalogado como «complotista» por haber denunciado la presencia de miembros de la Hermandad Musulmana en el gobierno federal.
Por supuesto, desde el punto de vista de la FBI, todo respaldo a las organizaciones yihadistas constituye un crimen, sin importar la línea política de la CIA. En 1991, la FBI –y el senador John Kerry– provocaron la quiebra del BCCI, el banco pakistaní registrado en las Islas Caimán y ampliamente utilizado por la CIA en todo tipo de operaciones secretas con la Hermandad Musulmana, el mismo esquema que esa agencia estadunidense de inteligencia suele emplear con los cárteles latinoamericanos de la droga.
Zbigniev Brzezinski
Como escribió Neil Clark el 29 de mayo de 2017, se puede decir que el alcance de Zbigniew Brzezinski, quien falleció a los 89 años, es «Nuestro mundo en llamas» (World in flames – el legado del guerrero de la Guerra Fría, Brzezinski). Este geoestratega, recomendó y orquestó la operación que llevaría a la intervención rusa en Afganistán, al despliegue de la resistencia afgana, de la cual se desprendieron las ramificaciones de la resistencia guerrera islamita, comenzando con Ben Laden. Desde su origen, la CIA fue el instrumento operativo de esta enorme empresa, a la que Arabia Saudí contribuyó con dinero desde el inicio.
La versión oficial mucho tiempo sostuvo que EEUU había replicado adiestrando a los mujaidines («combatientes de la libertad») como se les llamaba entonces, para reaccionar ante la intervencion soviética de diciembre de 1979.
En 1998 Brzezinski admitió que dio a firmar al Presidente Carter fla primera orden ejecutiva para suministrar ayuda a los ‘rebeldes afganos’ en julio de 1979 cinco meses antes de que las fuerzas rusas ingresaran en Afganistán. «Escribí una nota al presidente en la cual le expliqué que en mi opinión, esa ayuda induciría una intervención militar soviética». Brzezinski dijo. Poco antes varios funcionarios estadounidenses se reunieron con líderes ‘rebeldes’. Ya en 1977 Zbigniev había establecido el Nationalities Working Group, cuyo objetivo era debilitar a la Unión Soviética estimulando tensiones raciales y religiosas.
De entonces data el equipamiento militar inicial de la nebulosa de las minorías sobre la que es oportuno reflexionar hoy no con los recursos del pensamiento conformista globalizado, como una amenaza superlativa contra la civilización. Guerra de razas, sucesora de la guerra étnica. Guerra de religiones, Guerra lingûistica, como en Africa. Aplacaminto de las tendencias rebeldes al pensamiento único con la imposición del numérico y las operaciones psicológicas como las que inducen al voto en favor de ciertas candidaturas.
La verdadera responsabilidad es la del Sistema, con la organización colosal des diversos servicios de agitation y subversión de los medios operativos del Sistema, y sin duda el operativo global de desestabilización más ambicioso jamás lanzado por EEUU (En 1980, Brzezinski mencionaba «el arco de crisis» del mundo que va de India a Somalia y cuya línea de demarcación la extendía sobre los países caucásicos. El presidente Carter creó El Comando Central que es hoy el comando político y militar más poderoso de las fuerzas expansionistas de EEUU. Así fue creada la estructura del poder real que hoy dirige las ambiciones y las preferencias psicológicas del público siempre consumidor.
Es bueno recordar hasta qué punto, y a qué profundidad, qué ausencia de escrúpulos, qué corta visión y qué cinismo, qué idealismo tan fuertemente ligado al destino del capitalismo, Estados Unidos ha sembrado los granos de los que hoy se cosechan los frutos amargos. En EEUU, en Washington D.C., desarrollando una corrupción desenfrenada, al instalar una comunicación generadora de acontecimientos derivados del simulacro puro y simple, convirtiendo a organizaciones diversas, entre ellas la CIA a partir de 1947, en arquetipo de poderes enormes e incontrolables. Lo dice dedefnsa.org
Por un Islam libre e independiente
En un apunte anterior hemos pronunciado nuestro votos porque la presencia en un momento ya cercano de migrantes musulmanes procedentes del Turquestán y de Africa del Norte sea un medio de renovación espiritual en América y un reforzamiento de la trascendencia del Estado. El Islam no debe limitarse a ser una fuerza auxiliar en las maniobras de los poderes fácticos occidentales.
Los Hermanos Musulmanes justifican su papel organizador sólo por el hecho de responder a un solo centro decisorio con su acción. Pero la brújula otomana no debe faltar para iluminar el camino del Islam americano.
Hemos dicho que hoy mismo en el Turquestán hay una convergencia de dos proyectos geopolíticos en marcha: el de Biden que consiste en sacar sus fuerzas militares de Afganistán y el proyecto turquestano de quedar unido sin límite de ninguna naturaleza desde el norte de Irán hasta la zona uigur de China. La actividad del Islam otomano se echa ya de menos para impedir que ambos algoritmos colisionen