
Al igual que el testimonio ante un juzgado, también la información periodística debe cumplir estrictamente la norma que obliga a expresar “la verdad, solo la verdad y toda la verdad”. La violación de esta conducta puede, lamentablemente, llevar a jueces a la adopción de fallos erróneos, a un medio de información a convertirse en vocero y mano derecha de un movimiento político, y a sus lectores en personas con pensamientos condicionados o adoctrinados sin conocimiento.
Iton Gadol es uno de los medios de información de los acontecimientos de Israel y la colectividad judía en la diáspora más importante en español. Recientemente informó de un importante acontecimiento con una significativa declaración de Netanyahu, primer ministro de Israel.
La excusa de los festejos que conmemoran los 40 años del inicio de la colonización judía en Samaria (Cisjordania) llevó a Netanyahu a aprovechar la oportunidad para convertirlo en otro escenario de su campaña electoral para las próximas y repetidas elecciones en Israel.
Así lo informó Iton Gadol. Título: “Netanyahu: ningún acuerdo de paz quitará asentamientos”. Posteriormente lo describió con las siguientes palabras: “«No permitiré el desarraigo de ningún asentamiento ni de ninguna persona que viva en un asentamiento», reveló Netanyahu mientras permanecía en un escenario instalado en un lote vacío en el asentamiento de Revava. Israel no tiene intención de evacuar ningún asentamiento de la Ribera Occidental en ningún plan de paz, afirmó el miércoles por la noche el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, durante un evento de celebración del 40 aniversario del Consejo Regional de Samaria. «No permitiré el desarraigo de ningún asentamiento ni de ninguna persona que viva en un asentamiento. Terminamos con todas esas tonterías», explicó mientras se comprometía a no «repetir los errores del pasado», como el retiro en 2005 de 25 asentamientos: 4 en Samaria y 21 en Gaza” (Iton Gadol, 10-7-19).
A diferencia de la gran mayoría de otros medios de información, pareciera que la dirección de Iton Gadol, en esta ocasión como en otras del pasado, se concentró en “decir la verdad” pero se despreocupó en aquello de “toda la verdad”. Y hay una diferencia abismal en el significado del mensaje el primer ministro israelí.
Como ejemplo, la pagina informativa Walla de Israel informa del mismo evento. “El primer ministro de Israel se comprometió ayer que no desmantelará poblaciones en Cisjordania en el marco de cualquier acuerdo. No permitiremos desmantelar poblaciones de la tierra de Israel en ningún acuerdo de paz. Simplemente no arrancar de raíz ninguna población. NO DE JUDĺOS Y NO DE ÁRABES” (Walla, 11-7-19).
Pero Iton Gadol no solo cometió el pecado periodístico de no informar toda la verdad. También incurrió en otro. La diferencia en la seriedad informativa entre los distintos medios no solo se evalúa según la disciplina detrás de la norma de informar la verdad y toda la verdad, también es indispensable informar sobre los posibles desenlaces y secuelas como consecuencia de lo informado. En ese sentido la declaración de Netanyahu es extremadamente significativa y no se puede pasar por alto las futuras derivaciones que ello significa para Israel y los judíos de la diáspora.
No se necesita ser un gran experto en estrategia para comprender que el compromiso de la continuidad de una colonización civil judía en Cisjordania, mezclada y junta con una población palestina de casi tres millones de personas carentes de derechos civiles básicos, bajo dominio israelí, es una significativa promesa churchilliana para Israel y el pueblo judío: “sangre, mucha sangre, sudor y lágrimas”.
Fuera del servilismo del nuevo Dios judío (Trump y sus funcionarios), nadie en el mundo reconoce el derecho israelí a esas tierras y, por lo tanto, gran parte de las sociedades del mundo admite el derecho a rebelarse por parte de los palestinos. No hay motivos para sorprenderse. En última instancia también el pueblo judío logró la independencia de Israel rebelándose contra el ocupante inglés y los árabes que se oponían por medios violentos, incluyendo actos terroristas en contra de población civil. Una corta lectura de la “Crónica de la Guerra de Independencia” (Editorial Shelaj, Tel Aviv, 1951) permite compenetrarse de las acciones de los grupos de combatientes judíos Leji y Etzel que en gran parte no puede interpretarse de otra manera más que terrorismo.
La falta de llevar a conocimiento de sus lectores toda la información, y de advertir las trágicas consecuencias posibles de su significado, necesariamente demuestran falta de seriedad periodística de Iton Gadol, y lo que es peor, dan a entender que se proponen lavar el cerebro de judíos hispano parlantes cuando se comportan más bien como voceros de Netanyahu.
Ojalá me equivoque
*Daniel Kupervaser 7 Herzilya – Israel 12-7-2019