Fotogenia de la Guerra Fria (2da. parte) Hollywood y la »Doctrina Estratégica» Amor DiBó. Ensayista catalana . (www.elcineenlasombra)

Dr. Insólito o Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba) es una película angloamericana (1964) comedia de humor negro, producida y dirigida por Stanley Kubrick. Con un guion de Terry Southern y Kubrick, basada en la novela de Peter George, Red Alert. Dr. Strangelove con la actuación de Peter Sellers, quien interpreta tres papeles distintos. En 1989, la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

Doctor Strangelove / Doctor Insólito

Durante esos cuarenta años el mundo pareció estar permanentemente al borde del precipicio, aguardando el instante fugaz y fatal en el que “diez mil soles” (la poética expresión es de Robert Oppenheimer, creador de la bomba atómica ganado para la mística tras el dichoso invento) estallarían en los cielos. Por si esto no fuera poco, las tensiones internacionales se aliviaron en guerras menores –y “calientes”– localizadas en escenarios secundarios. Aquel período –que en buena medida, coincide con los “treinta años gloriosos” de la economía mundial que median desde la recuperación económica de 1945 hasta la primera crisis del petróleo en 1973– fue cualquier cosa menos tranquilo y pacífico. Quienes lo vivieron mantenían permanentemente el corazón en un puño y la convicción de que la Tercera Guerra Mundial llevaría a un período similar al de la extinción de los dinosaurios. Incluso en la maltrecha Europa se sucedieron las tensiones que acompañaron a la descolonización en el Oeste, mientras que en el Este se sucedían las sucesivas revueltas populares contra los gobiernos comunistas.

Así pues, a la pregunta de ¿qué fue la Guerra Fría? solamente puede contestarse diciendo que fue aquel período en el que la humanidad estuvo a punto de desaparecer en el peor de los casos y en el mejor de retornar a las caverna.

El miedo a que toda la especie humana se friera en el curso de un holocausto nuclear se extendió por todo el mundo. En el cine, Stanley Kubrick se convirtió en intérprete de toda una época con su ‘Doctor Strangelove‘ (1964). La película fue sorprendentemente proyectada en España con el título de ‘Teléfono rojo, volamos hacia Moscú‘, quizás para darle un dramatismo más explícito. Los papeles encarnados por Peter Sellers (que tan pronto era un capitán de la RAF destacado en una base del Air Strategic Command norteamericano, como el propio presidente de los EEUU, o el científico de origen incierto que en otro tiempo fue devoto del führer) palidecen ante la extraordinaria actuación de Sterling Hayden como “general Jack D. Ripper” (literalmente, Jack el Destripador), peligroso lunático, o el de George Scott muy en su papel de “general Turgidson”, tan infantil como brutal. Ambos encarnan la tosquedad propiamente militar y los dos grados de locura que se apoderaron del Pentágono en aquellos años a los que sobrevivimos casi por milagro.

En efecto, la doctrina militar aceptada consistía en la necesidad de armarse más y más, garantizando la “destrucción mutua asegurada”. La idea estratégica dominante era que la enormidad de las armas nucleares y las posibilidades de que, en caso de conflicto, la tierra pudiera ser devastada, no una sino un centenar de veces, inducía a los contendientes a evitar el conflicto “caliente” y contentarse con enfrentamientos “fríos”. Lo que hasta entonces se entendía por guerra convencional se desplazó a teatros secundarios: Oriente Medio, Corea, Vietnam, las selvas americanas, África… Los estrategas de las dos superpotencias tenían la convicción de que ninguna de las dos partes sobreviviría a un holocausto nuclear, por tanto, nadie podía arriesgarse a dar el primer paso para el conflicto: era, lo que se llamó “el equilibrio del terror”. Sin embargo, el cuadro pintado por ‘Doctor Strangelove‘ es el de la aparición de un imponderable –la locura del general Jack D. Ripper– que desata el proceso de retorno a las cavernas.