El mundo sacude a Israel para que retorne a la realidad (Palestina es un Estado) Daniel Kupervaser. Periodista israelí. (Desde Tel Aviv)

En el terreno de la discusión política y mediática del conflicto palestino-israelí, es muy común enfrentarse con representantes de Israel y el pueblo judío que recurren a argumentos basados en un tipo de desrealización política. Lo más típico en ese sentido son aquellos políticos, intelectuales y galardonados historiadores que aseguran científicamente que el pueblo palestino es una invención y que el estado palestino es algo inexistente.

Seria muy poco provechoso entrar en una discusión académica frente a estas posiciones. Aun bajo la suposición que gran parte del registro de los acontecimientos históricos coinciden con su relato, es imposible desconocer que, paralelamente, convive una contundente realidad que descalifica totalmente esos argumentos. Justamente es el mundo, por medio de las naciones que lo componen en el marco de ONU, quien se encarga de reintegrar periódicamente a Israel y a los judíos del mundo a una realidad en donde se reconoce indiscutiblemente la existencia del pueblo palestino, y su estado se expande y normaliza cada día más.

El último caso se refiere a la resolución tomada esta semana por la Asamblea General de ONU por la cual Palestina, aun bajo la categoría de Estado Observador en ese organismo, toma las riendas de la presidencia del grupo G 77 para el año 2019. Esta importante asociación internacional se compone hoy de 134 países denominados en vías de desarrollo que entre otros incluye a Argentina, Brasil, China, India, Chile, Colombia, etc. Sin lugar a dudas se trata de una resolución con un nuevo y serio espaldarazo a las aspiraciones palestinas de su constitución final y formal como estado independiente.

La típica respuesta de Israel, de representantes de instituciones judías del mundo y del gobierno estadounidense, es vapulear a ONU como institución corrupta. Pero eso es un engaño y un grosero intento de desviar la atención de la verdadera problemática. La ONU es un marco amorfo y no una institución independiente. Son las naciones quienes votan. Analizar quienes le dieron el apoyo a Mahmoud Abbas y su gente y cachetearon a Netanyahu, y quienes se opusieron a la iniciativa, es lo más importante del desarrollo de este acontecimiento histórico.

La votación concluyó con los siguientes resultados.

Total de naciones con derecho a voto: 190

Ausentes: 30

Votaron: 160

A favor: 145

En contra: 3 (Israel, USA y Australia)

Abstenciones: 15

No es la ONU. Ésta es la lista de países que tomaron la resolución

Una abrumadora mayoría que señala claramente la persistencia de una tendencia generalizada en los países del mundo de apoyo a la causa palestina en detrimento de las conocidas posiciones de Israel. Más aun, las abstenciones en situación de una prevista y abultada victoria palestina solo significan una clara predisposición a votar en contra de Israel, que no lo llevan a la práctica justamente para no enfurecerlo. Si realmente apoyan a Israel en la causa, no hay motivo alguno para que no lo expresen públicamente en este tipo de votación, tal como tradicionalmente lo hace USA.

En este sentido resalta la actitud tomada por los países integrantes del Visegrado: Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia. En su momento Netanyahu hizo mucho aspaviento de sus especiales relaciones con estos países cuyos gobiernos se caracterizan por su extremo nacionalismo, firme oposición a la admisión de refugiados, disconformidad con las líneas generales adoptadas por la Unión Europea, demolición de tradicionales e históricos órdenes jurídicos y democráticos, y, persecución de los medios informáticos como el mayor peligro para la nación. El grupo en bloque se abstuvo en esta votación con un claro mensaje a Netanyahu: el conflicto palestino-israelí no entra entre las temáticas comunes detalladas previamente.

Con la vista ahora dirigida al resto de países de la Unión Europea, la imagen exhibe un persistente empeoramiento del posicionamiento israelí. Frente a la típica conducta del pasado de una gran mayoría de abstenciones en votaciones similares, en esta oportunidad, prácticamente todos se inclinaron por respaldar públicamente la posición palestina.

El bloque de países latinoamericanos también se inclinó por manifestar nuevamente su constante apoyo a la causa palestina. Fuera de la abstención de Honduras, todos votaron a favor de la iniciativa presentada. Vale la pena señalar la actitud insólita de Guatemala, el único país del mundo, con la excepción de USA, que mantiene su embajada en Jerusalén. La representación guatemalteca estuvo ausente en esta significativa votación. Pareciera que la diplomacia de ese país envió un mensaje afirmando que la promesa de recibir inversiones israelíes por 2 mil millones de dólares y el avión que un magnate judío puso a disposición de la gran delegación guatemalteca a Israel, solo representa la retribución al gesto del traslado de la embajada. Como en el caso del grupo Visegrado, para Guatemala también el conflicto palestino-israelí está fuera del acuerdo.

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Australia, el único país que junto a USA votó en contra de la iniciativa, manifestó días atrás que sopesa trasladar su embajada en Israel a Jerusalén. Hoy, un medio de reconocida seriedad informativa difundió una insólita situación en ese país. Según esa fuente, los servicios de inteligencia australianos alertan del peligro que significa para su país el traslado de su embajada a Jerusalén y de los efectos negativos para Australia de votar en contra de los palestinos en ONU[1].

El liderazgo israelí y de las direcciones comunitarias judías del mundo se empecinan en demandar del mundo el reconocimiento a la existencia y defensa de Israel y sus derechos a colonizar en Cisjordania como las dos caras de una misma moneda. La mayoría absoluta de los países del mundo, lejos de convencerse, cada día acentúan más la gran diferencia entre las dos exigencias judías e israelíes. Fuera de un par de excepciones extremas (Irán y Hamas) el mundo se opone totalmente a todo intento de deslegitimar la existencia de Israel, pero a la par, no deja de reconocer abiertamente la existencia del pueblo palestino, demandando en bloque la constitución de su estado independiente con su base geográfica en base a los límites de junio de 1967 y su capital Jerusalén Oriental.

El único asidero que le queda a Israel en sus demandas es el extravagante Trump. Que pena, a donde han llevado al judaísmo.


Daniel Kupervaser. Herzlya – Israel 18-10-2018 / http://daniel.kupervaser.com/

kupervaser.daniel@gmail.com / @KupervaserD


[1] “Australia‘s spy agency warned government Israel embassy move could provoke violent unrest”, The Guardian, 18/10/18