Los asentamientos, el verdadero garrote de la Ley Estado-Nación Judío Daniel Kupervaser. Periodista israelí. (Desde Tel Aviv)*

Vista del asentamiento de Har Homa, construido en el monte Abu Ghneim que historicamente ha pertenecido a los pobladores de los pueblos de Beit Sahour, Um Tubam y Sur Baher próximos a Belén.

 

Netanyahu, sus voceros y aduladores de Israel y de las diásporas, tratan intensamente de endulzar el trago amargo de la nueva ley conocida con el nombre Estado-Nación Judío. Con mucha astucia se esfuerzan en convencer que se trata de una norma esencial e inocua que viene a proteger los símbolos básicos del Estado Judío sin ninguna intención de modificar los derechos y equilibrios básicos de los distintos componentes de la sociedad israelí.

En reunión de gabinete con posterioridad a la promulgación de la ley el premier israelí afirmó con su conocida retórica convincente: “¿La afirmación que nuestra bandera tiene la estrella de David en su centro restringe en algo derechos individuales de alguien? Mentira. ¿La afirmación que el Hatikva es nuestro himno quita a alguien sus derechos personales? Mentira. La ley no ha perjudicado ni pretende dañar derechos individuales. La ley del Estado-Nación era necesaria para consagrar el carácter judío del Estado”[1].

Fuera de las dificultades temporarias como resultado de la masiva protesta de la colectividad drusa israelí, pareciera que Netanyahu logra sobreponerse fácilmente al obstáculo de la oposición a la nueva ley. No es para menos. La gran mayoría aun no logra prestar atención al verdadero garrote que motivó esta nueva legislación.

El texto original de la ley Estado-Nación comienza declarando 3 principios básicos, que son los cimientos de toda la pirámide.

1.La tierra de Israel es la patria histórica del pueblo judío, en la que se estableció el Estado de Israel.

2.El Estado de Israel es el hogar nacional del pueblo judío, en el que cumple su derecho natural, cultural, religioso e histórico a la autodeterminación.

3.El derecho a ejercer la autodeterminación nacional en el Estado de Israel es exclusivo del pueblo judío.

El inciso 7 agrega un propósito importante: El estado ve el desarrollo de asentamientos judíos como un valor nacional y actuará para alentar y promover su establecimiento y consolidación.

Resumiendo: El Estado de Israel pertenece únicamente al pueblo judío, que ejerce su derecho de autodeterminación en la tierra de Israel, que es su patria histórica. En esa tierra promoverá y alentará el asentamiento de judíos ¿Qué es la tierra de Israel? ¿Cuáles son sus límites? De eso no solo no se habla, nunca se habló en forma concreta desde la creación del Estado en 1948. Israel debe ser uno de los pocos países, o tal vez el único, que goza del carácter de independiente, que nunca les puso límites a sus límites territoriales. Todo frontera es elástica hasta que el pueblo judío diga basta.

Mapa del Reino de Israel. El sueño de muchos judíos

 

 

 

 

La realidad es muy clara en ese sentido. Los anhelos de territorio tal como se reflejan en escritos religiosos, tradición y la cultura judía, van mucho más allá de lo que hoy cualquiera se pueda imaginar como límites de Israel. No hablemos de las aspiraciones a Cisjordania, donde Israel posee soberanía de facto pese a que hasta el día de hoy ningún país del mundo lo reconoce como territorio israelí.

Solo basta rememorar una estrofa de un famoso poema de Zeev Zabotinsky, que hasta hoy es casi como el himno del Likud: “Dos riberas del rio Jordán”.

Si mi país es chico y despoblado.

Es mío de pie a cabeza.

Desértico, sin agua.

Y el rio Jordán en el medio.

Dos riberas en el Jordán.

Esa la mía, y la otra, mía también.

En estos mismos días se constata que la promulgación de la ley Estado-Nación Judío, principalmente, no fue el resultado del difundido pretexto de proteger los símbolos nacionales como la bandera, el himno o el idioma hebreo. El objetivo principal es dar respaldo jurídico a la usurpación de tierras, inclusive privadas, en territorios conquistados en guerra como es el caso de Cisjordania. Presten atención a la secuencia de los acontecimientos.

En fecha 6-2-2017 el parlamento israelí promulgó definitivamente la ley denominada “Ley de Regulación de Asentamientos Judíos en Cisjordania”. El propósito de esta iniciativa legal fue legitimar retroactivamente por ley actos de usurpación de tierras privadas palestinas, a la par de hacer caer demandas de desalojo y restitución de bienes por parte de los legítimos dueños palestinos. Este acto de rateo de tierras ajenas se llevó a cabo durante años por hordas judías que construyeron en ellas viviendas y aldeas enteras con apoyo y ayuda presupuestaria estatal ilimitada además de protección del ejército de Israel, la autoridad soberana en la región. Simplemente gansterismo con amparo oficial. Se trata de miles de viviendas construidas en mas de dos decenas de asentamientos.

De inmediato fueron presentadas demandas ante la Suprema Corte Israelí por propietarios palestinos de esas tierras y organismos israelíes de defensa de derechos humanos solicitando la derogación de la ley por contradecir claramente normas del derecho internacional de la propiedad privada. El proceso judicial continua con aparentes serias dificultades de parte de la defensa gubernamental que esta a cargo de abogados privados pagados por el gobierno dado que el Fiscal General de Estado, el encargado de la defensa estatal en esos casos, se negó a hacerlo por considerar que la ley promulgada ciertamente pisotea normas jurídicas internacionales.

Según trascendió en estos días, da la impresión que el gobierno le lanzó un salvavidas legal a su equipo de abogados en este juicio con la nueva ley de Estado-Nación Judío. Según informan los medios “el abogado Harel Arnon, que representa al gobierno, planea basarse en el inciso 7 de la nueva ley básica que asigna alto valor nacional a la colonización judía”. El abogado Arnon declaró que “la ley Estado-Nación influye significativamente sobre la vigencia de la ley de regulación de tierras en Cisjordania. Lo que hace la nueva ley básica es ascender la colonización a un derecho constitucional. Aquí ya deja de ser relevante la pregunta si hay derechos privados frente a lo que ahora se presenta como una escala normativa mucho más alta que pasa a centralizar esta discusión. Es cierto, por un lado, se afecta derechos privados, pero, por otro lado, se esta defendiendo un valor constitucional”[2]. Pocas veces en la historia se ha definido la supremacía judía con tanta claridad.

Adelson a Netanyahu: Acordate. En la Torah no está escrito democrático

Ahora está claro. La verdadera intención de ley Estado Nación es consagrar al judío y lo que es judío por encima de cualquier derecho humano universal en territorio ilimitado del mundo. No en vano nadie se debe sorprender de ver en un futuro próximo soldados israelíes armados en una calle de Buenos Aires defendiendo a un judío atacado por algún argentino. Esta situación se hace muy probable, como lo argumenta Sergio Pikholtz, presidente de la Organización Sionista Argentina, cuando asegura que “señoras y señores: Israel es judío y democrático”. Según el funcionario judío, “el Estado de Israel se obliga a garantizar la seguridad de los judíos en problemas o cautivos en cualquier lugar por su misma condición de judíos”[3].

Ojalá me equivoque


  • Daniel Kupervaser.. Herzlya. Tel Aviv.  Israel 10-8-2018

http://daniel.kupervaser.com/ kupervaser.daniel@gmail.com


[1] “Netanyahu: los ataques a la ley Estado-Nación exhibe hasta qué punto se rebajó la izquierda”, Haaretz, 29-7-18

[2] “El gobierno planea argumentar en la Corte Suprema de Justicia: la ley Estado-Nación legitima la ley de regulación de tierras en Cisjordania”, Walla, 8-8-18

[3] “Israel es, señores y señoras, judío y democrático”, Infobae, 24-7-18